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Folleto de la exposición (pdf)
Resonancia de la exposición
¡Qué bien se está con las cosas!
(verso de un poema desconocido, repetido a menudo por el artista)
Papá, cual Lucrecio, amaba a las cosas, los cuidaba, los atesoraba, pero sabía lo que eran: artilugios en torno a los cuales se forja una determinada práctica. Se desprendió de muchos de ellos a lo largo de sus mudanzas, ya fueran de colegios, de ciudad, domicilios o estudios. Pero lo inerte crea a la inercia, y la inercia, a la vida. Me consolaba así unas horas antes de tomar el vuelo con el que regresaba de una larga estancia de estudios en Asia:
“¡Hay que soltar lastre! y perder no sólo la proximidad y el contacto si no también enseres. No se puede cargar con todo, y no importa que se pierdan o se dejen ciertas cosas, piensa que sirvieron y tienen todo nuestro cariño, pero sobre todo los trastos no hay más remedio que abandonarlos. Piensa que no son pérdidas, ya sirvieron. Yo que soy muy conservador y que lo guardo todo se lo que eso supone, pero no es posible... Aquí o donde acaben nuestros huesos habrá otra silla y otra mesa y otras cosas con las que volveremos a crear nuestro ambiente y a las que volveremos a tenerlas apego, pues las cosas se renuevan con el amanecer lo mismo que nosotros. ¡Deja todo lo prescindible! y a volar de nuevo.”
COSAS (EN BODEGONES)
Tenía manos de currante, dedos sólidos pero ágiles, piel sensible pero dura. Aprendió a trabajar la madera con su padre, en casa, y la arcilla en la escuela de artes y oficios. Contaba con orgullo que, en la mili, en Melilla, nunca jamás llegó a fumar un porro pero que le pedían que los liaran, por su gran destreza. Manchaba muchas paletas para elaborar sus mezclas, enmarcaba los cuadros él mismo, maniobra a la que se refería como “vestir y desvestir santos”. Las cosas le invitaban a pintar y aquel mismo ejercicio era el que ofrecía siempre a sus alumnos. Todo ejercicio pictórico empezaba, pues, por el bodegón, algo que continuó haciendo, no sin travesuras de por medio, a lo largo de sus series y años. Si para Rangil, una vez arrancaba la composición, el objeto era lo de menos, para los visitantes, identificar el trazo, disfrazando en intriga la agitada añoranza por el artista, se convirtió en acertijo y urgencia. Jarros, flores y frutas se contonean, feroces, lánguidos, generando sombras imposibles mientras vierten colores inciertos.
COSAS (EN PAISAJES)
No, nunca nos explicó lo que eran las masas que se distribuían en los distintos espacios dentro de cada espacio de los paisajes más expresivos.
-Si, son trigos
- Si, es Soria
Algunas de las interpretaciones más populares a lo largo de esta muestra han sido las siguientes:
• No hay cielo, es todo campo
• No hay campo, es todo cielo
• Las rayas más anchas y trasversales es vegetación salvaje, el resto, sembrados
• Es tierra baldía
• No es nada, estaba muy triste y algo alterado
• Los atardeceres son así, no queda casi luz pero es cuando más destacan algunos colores
• Es un alivio porque hay más colores, como si algo se restableciera, y
los juncos primeros, los grandes, son cercanos, están alegres
• Es una ahorca, la estructura roja, termina en el lateral derecho en el lugar donde colgarán al reo
• La estructura roja es un poste de entre el campo
• El palo rojo es la muerte, todo lo de alrededor es lo que seguirá en funcionamiento tras ella
• Es una mesa, una mesa desde arriba, un poco rota, pero vale
• Es un sembrado visto desde el cielo, un poco seco, por un lado, o es que le entra agua
• Es el divorcio, el espacio personal se rompe, se abre, dejando a su caer a los tres palos-hijos
• Son parcelas, el campo, en barbecho, quizá
• Son casas
• Es él, está triste, los chorretones lloran
• Negro, hierbajos, blanco, sembrados, circulitos, nubes; un cuadro que se ve
de frente y desde arriba simultáneamente
• Una silla
• Un trono
• ¡La taza del wáter!
• No es nada, está tranquilo
• Es un paisaje con agua, es el Duero, que se intercala con la maleza, el Duero en un tramo no profundo
• Es un besugo, se ven las branquias, es enorme, vamos
• Rayas, son verjas, es una zona privada, con regadío, bien bueno y amplio
• Sembrados y tierras libres, en correlación
• Arriba, la nube, abajo, cómo queda todo durante la lluvia fuerte• Paisaje de tierra, el borrón es una construcción humana, choza, casa, urbanización, palomar incluso
• Es un guiño a la cultura japonesa, un “ello” mental que vaga, desprovisto de intención, pero bello
• Es agua, es una ballena
PAISAJES CON FRUTAS/ RASTROJOS EN BODEGONES, LAS SERIES MÁS DÍSCOLAS
PERSONAS (EN RETRATOS)
Buena parte de los visitantes que le conocían recuerdan constantemente su buen carácter, su disposición, el sentido del humor y la galantería. Encuentran, sin embargo, un buen componente de melancolía en sus pinturas, especialmente en los retratos. ¿qué pensaba Rangil del hombre? Como padre, no paró de decirme estas dos cosas: que no todos somos iguales, y que no todo el mundo es bueno. A veces lo decía con bromas, a veces con ejemplos, a veces, pocas, verdaderamente afectado.
En el 2011, antes de mi regreso definitiva a España, me escribió a menudo sobre ello:
“Dicen que un pesimista sólo es un optimista bien informado. Si es cierto, está claro, que debíamos ser más tontos, y si fuera posible mucho más tontos, para poder ser felices”.
“Cada día me siento más MONO, y no precisamente bonito, sino tocando “botoncitos”.”
“También tiene gracia, que uno de nosotros diga que rectificar es de sabios y, el otro diga que algunos solo aciertan cuando rectifican, lo que explica que todos no somos iguales ni pensamos igual.”
Bocetos (o programas)
Nuestros visitantes dijeron:
• Es él
• Son alumnos
• Abstrae en general, son desconocidos
• Es un sofá, la cabeza está o no está, es el hombre moderno, siempre sentado